En el Deutsches Museum Schleissheim conservan el ala Huber Alpengleiter (planeador alpino), de 1972: una de las primeras alas delta alemanas. Muestra cómo eran cuando comenzó el deporte: son literalmente 4 tubos (la quilla central, los dos laterales y el transversal), una vela sin sables (adquiere su forma sólo al volar), el arnés/asiento (una vez despegas te sientas) y el triángulo para sostener el ala y maniobrar.
El nombre ala delta tenía sentido entonces por la forma, pero la verdad es que deberíamos llamarlas alas volantes. De hecho, las actuales poco se parecen.
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Y ya está. Los que tenían el arrojo, la fuerza y la destreza suficientes (a veces sólo lo primero) se tiraban por una pendiente y a volar. Con suerte, el planeo era 3:1, lo cual daba para poco, pero fue un comienzo. Y al menos montarlas y desmontarlas se hacía en segundos. Un velero clase estándar normalito de la época volaba más de 30:1, y los nuevos plásticos se acercaban a 40:1. Pero esto era otra cosa: la forma más sencilla y directa de volar.
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