Durante todo el siglo XX los aviones de caza han buscado por una parte más prestaciones como avión: más velocidad, maniobrabilidad, aceleración y trepada, entre otras. Y por otra, ser capaces de llevar más armas y cada vez más destructivas. Piensen por ejemplo en el salto inmenso que hay entre un SPAD S VII y un McDonnell Douglas F-15 Eagle. Pero esto ya no es así: el nuevo caza yanqui Lockheed Martin F-35 Lightning II, que voló por primera vez en 2006, es un poco decepcionante en ese sentido.
El F-35 es considerablemente más lento que el F-15, no mucho más maniobrable, tiene un solo motor (en lugar de dos) y puede llevar menos pepinos letales. Por si esto fuera poco, el programa completo le costará al sufrido contribuyente yanqui del orden de billón y medio de dólares (1.500.000.000.000$), posiblemente el programa de armamento más caro de la historia. Y para terminar, el desarrollo ha estado plagado de líos, lleva como una década de retraso y es mucho más caro y complicado operarlo de lo previsto.
Los F-35 pretenden sustituir a los F-15, F-16, F-18, Harrier, y los Eurofighter, entre otros. Los yanquis tienen en principio previsto comprar 2.700 aviones hasta 2037, que serán el grueso de su fuerza de caza y ataque en la Fuerza Aérea, la Marina y los Marines, con una vida prevista hasta 2070. Otros 10 países también tienen previsto comprar el avión.
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¿Es que los yanquis han perdido el juicio? ¿Quizá Lockheed Martin, una de las compañias de "defensa" más poderosas del mundo, les ha sorbido el seso? Pues... puede que sí, ambas cosas. Parece que las grandes corporaciones del mundo tienen cada vez más poder para decidir sobre las personas y gobiernos.
La baja visibilidad en el radar se consigue con una variedad de tecnologías. Dos de las más importantes son las formas planas y angulosas, y los materiales que absorben la señal del radar.
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Pero también hay que decir que para la lógica perversa de la guerra este avión introduce dos nuevas características cruciales: los avances en materiales han permitido que sea furtivo (se le ve mucho menos en el radar) y los avances en electrónica y computación hacen que integre la información de todos los sistemas a un nivel desconocido hasta ahora (atención, del avión, y de fuera del avión).
Las distintas versiones de F-35 en la práctica se han convertido en aviones mucho más diferentes de lo que se pensó inicialmente. Lo de Lightning II es un homenaje al Lockheed Lightning yanqui de la II Guerra Mundial y al English Electric Lightning británico de la guerra fría (La multinacional británica BAE Systems es socio principal para el desarrollo del avión).
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Esto da a los yanquis (y a algunos afines, empezando por los británicos) mucha ventaja frente a los malos. Pongamos ejemplos. De lo primero, significa que el avión puede entrar donde sea prácticamente sin ser detectado, o que será tarde cuando lo hagan. Y de lo segundo, que le puede tirar un pepino destructivo a lo que sea con más efectividad. O incluso que puede hacer - directamente - que sea otro el que se lo tire (otro avión, o un barco, o una batería de misiles de tierra...), si eso supone una ventaja (¡!).
Ahora, todo esto no es gratis: el impresionante desarrollo tecnológico les está costando una buena cantidad de problemas. Incluso se están planteando comprar más cazas tradicionales mientras los arreglan.
Todo ello me parece una locura. Preferiría que se gastaran el billón y medio en mejorar la convivencia y disminuir las desigualdades sociales, por poner dos ejemplos. A veces parece mentira que no gastemos más dinero en resolver los problemas que realmente tenemos. Pero va a ser que no. Y encima ni siquiera me parece un avión bonito.
Fuerza bruta. Un F-35C de los marines yanquis despega y sube con la postcombustión accionada, y después aterriza tras la exhibición. Oshkosh, 2019. |
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