sábado, 7 de octubre de 2017

SPAD S VII

La Hispano-Suiza de Barcelona emprendió la construcción de un nuevo motor de aviación justo cuando empezaba la Primera Guerra Mundial, a finales de 1914. El ingeniero suizo Marc Birkigt se basó en su motor V8 de coche, pero le salió uno muchísimo mejor y ultramoderno: utilizaba aluminio en cárter y cilindros, pesaba unos 180 kilos, tenía casi 12 litros y daba 140 CV. Que puede parecer poca cosa, pero para la época era mucho. Sobre todo, tenía el potencial de desarrollo que no tenían los motores rotativos usados entonces.

El as italiano Ernesto Cabruna consiguió 9 victorias en este SPAD S VII. Museo dell'Aeronautica Millitare Vigna del Valle, Italia, 2008.

El motor tuvo un éxito fenomenal. Se fabricaron casi 50.000 y propulsó todo tipo de aviones, llegando las últimas versiones a más de 300 CV. Pero en 1915 todo eso estaba por llegar. Las autoridades francesas exigieron para el motor "espagnol" una prueba a máxima potencia de 50 horas, en lugar de las 15 habituales. El Hispano-Suiza la superó, mientras que los Gnome-Rhône, Delaunay-Belleville y Renault explotaron indignamente.

El SPAD S VII Vieux Charles del as francés Georges Guynemer en el que consiguió 16 victorias. Musée de l'Air et de l'Espace, París, Francia, 1993.

Los franceses quedaron tan impresionados que pusieron inmediatamente el motor en producción como Hispano - Suiza 8A mejorado a 150 CV y encargaron a la sociedad SPAD que hiciera un caza nuevo con él, el SPAD S VII.

Un motor Hispano Suiza 8 cortado para ver el interior. Fíjense en los ejes perpendiculares al cigüeñal delante de cada bancada de cilindros, que movían el árbol de levas único mediante engranajes cónicos. Museu do Ar, Sintra (Portugal), 2017.

El diseñador Louis Bécherau hizo un avión de lo más convencional: un biplano de madera y tela con los planos iguales, unidos por montantes y arriostrados con cables de acero. El avión era bueno, rápido, estable y robusto. Subía bien y bajaba aún mejor: en picado superaba los 300 km/h, lo que debía dar mucho miedo. Sólo llevaba una ametralladora, pero rápidamente se mostró superior a los aviones alemanes.

En el fabuloso Aeródromo de Old Rhinebeck tienen una réplica de un SPAD S VII construido en 1999, con un motor Lycoming moderno. Está pintado como el Vieux Charles de Guynemer. Estados Unidos, 2015.

Aunque voló por primera vez en mayo de 1916, el avión sólo estuvo disponible en gran cantidad desde primeros de 1917.  Varios ases franceses utilizaron el VII, y también lo hicieron los británicos, belgas, italianos y americanos. Se hicieron casi 4.000 y lo reemplazaron con el SPAD S XIII, que aunque parece idéntico es un avión nuevo y distinto.

A derribar boches.

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