Los que dieron con la idea original de montar un turbohélice moderno en un entrenador militar fueron los suizos de Pilatus, con su PC-7. Los que perfeccionaron la idea hasta el punto de definir lo que en este momento utiliza prácticamente todo el mundo para formar a los futuros pilotos militares fueron los brasileños con el Embraer EMB 312 Tucano. El primer Tucano voló en 1980. Se han construido más de 600 de estos bonitos y potentes aviones, para un montón de fuerzas aéreas, y al igual que ha pasado con los suizos ha dado lugar a una versión mejorada llamada Super Tucano.
Los dos aviones en realidad se parecen mucho y les ha ido más o menos igual de bien. Pero es verdad que el brasileño se diseñó desde el principio con un turbohélice, el famoso Pratt & Whitney Canadá PT6 en versión 740 HP (el suizo es una conversión de un avión previo con motor de pistón, al que pusieron un PT6 de 550 HP), con una cabina en tándem en la que el instructor va más alto (en el suizo iban al mismo nivel) y con asientos lanzables (el suizo no). En realidad los brasileños se dieron cuenta de que el avión podía preparar para el vuelo en un reactor actual, añadiendo todo tipo de características modernas, y sin ser de hecho un reactor, que son mucho más caros de mantener y operar.
El pequeño avión hizo más cosas. Embraer hasta entonces era un fabricane modesto de una dictadura militar que buscaba ahorrarse unos cruzeiros. El éxito del entrenador militar permitió iniciar una expansión realmente impresionante, de tal manera que ahora es una de las compañías aerospaciales más grandes del mundo.
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