En la fiebre por el vuelo libre que empezó a finales de los 60 en USA se volaban sobre todo alas delta, que en aquel entonces tenían esa forma. Eran fáciles de construir, de montar y desmontar, y volaban... bueno, no mucho. Todo el mundo quería más prestaciones y pronto surgieron alternativas (como ésta de 1971 o ésta del año siguiente), además de ir mejorando las propias ala delta.
Donald Mitchell, un diseñador de origen escocés, siempre sintió interés por el vuelo a vela. Trabajó para Bowlus (veleros) y Waco (velero de asalto militar CG-4). En la última parte de la segunda guerra mundial y la posguerra trabajó para Northrop, donde contribuyó al diseño del ala volante YB-49. Cuando a mediados de los 70 un pirao del vuelo libre llamado Howard Long le pidió un ala que mejorara lo que había entonces, no sorprende que rescatara sus proyectos de alas volantes.
La Mitchell Wing de 1976 estaba hecha en madera y tela. Llevaba mandos aerodinámicos pero también se podía pilotar como las alas delta, por desplazamiento de peso. Volaba mucho más que las mejores alas delta de entonces, con un planeo de 16 (y esperaban todavía más). Pero era más difícil de volar, sobre todo al despegue, mucho más complicada de construir, y un follón para desmontar y llevar en el coche. Esto no quitó para que se ganaran campeonatos y se batieran récords con el nuevo y raro chisme.
Como había mucho interés, Mitchell fundó una empresa para vender sus alas, que pasaron a ser el modelo B-10 o Buzzard (buitre yanqui). Aunque siguió haciendo modelos para vuelo libre, siempre fueron chismes especializados y se construyeron relativamente pocas (unas decenas). El salto real fue cuando en 1978 puso un armazón tubular con tren triciclo de ruedas y un pequeño motor de un cilindro detrás, en la misma línea que habían hecho previamente en los Easy Riser en 1975 y posteriormente los de Quicksilver en 1976.
La Mitchel Wing B-10 motorizada se hizo enormemente popular, vendiendo miles de planos y también kits de construcción amateur. No se sabe cuántas se terminaron y llegaron a volar. Pero desde luego muchos cientos.
Aunque se hizo antes de la reglamentación de ultraligeros americana, la Superwing cumple. Parece también que al ser tan ligera no lleva muy bien los ventarrones y turbulencias. |
Mitchell siguió refinando el concepto, pero no aplicado al ala de vuelo libre. A finales de los 70 las alas "clásicas" volaban bastante más, alcanzando planeos sólo algo menores que el ala de Mitchell. Sobre todo eran claramente más fáciles de construir y de volar (y de transportar). Así que se centró en las versiones motorizadas. La Mitchell U-2 Superwing de 1980 es un bonito motovelero ultraligero que continuaba con el ala de madera. Con sólo 10 metros de envergadura y un peso vacío de 109 kilos consigue un plano de 20. Se vendieron también muchos planos y kits (1.500 kits dicen algunos). Tampoco se sabe cuántos llegaron a volar.
Los mandos de vuelo son los dos elevones del extremo de las alas (alabeo y cabeceo según se muevan en distinto o el mismo sentido) y los dos timones de las puntas. |
La posterior Mitchell Wing A-10 de 1982 (y su versión biplaza T-10) ya tenía el ala de aluminio y se ofrecía tanto en kit de construcción amateur como aviones listos para volar. De estas se hicieron aproximadamente 500. Fueron el último producto comercial de Mitchell y se fabricaron por una variedad de empresas a medida que fueron cambiando los dueños y sufriendo altibajos. Parece que hace años ya que no se fabrican. Mitchell murió en 1993.
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