Howard Hughes
estaba como
una cabra, algo que se muestra de una manera bastante convincente en la
película de Scorsese "El aviador". Pero no
cabe duda: era un fenómeno, y el Hughes
H-1 Racer ("corredor", ó "de carreras") que
construyó era un avión extraordinario.
El Racer junto con
otro avión fenomenal de su época, el Beechcraft Staggerwing. Museo del Aire y
del Espacio, Washington, USA, 1996. Me quedé boquiabierto un buen rato mirando
las líneas limpias, elegantes, fluidas de esta máquina.
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El Racer voló en 1935
y era un avión con una atención al
detalle absolutamente obsesiva.
Se hicieron todos los esfuerzos posibles para reducir la resistencia aerodinámica, incluyendo remaches planos
embutidos a ras de superficie, acabado pulido, tren retráctil con tapas completas
de las ruedas (el patín de cola también era retráctil y su alojamiento iba
tapado), carenados exquisitamente esculpidos entre alas y fuselaje, cabina
mínima con parabrisas tendido, y una elegante capota del motor. Éste era un Pratt & Whitney radial de 14
cilindros que "sólo" tenía 1.000 caballos. Curiosamente, la
estructura interna del ala era de madera.
Casi 20 años después: Museo del Aire y del Espacio en 2015. |
Con el Racer, Hughes batió dos récords. Se hicieron dos
juegos de alas específicas para cada uno de ellos. Las rojas eran muy cortitas y le daban al avión un aspecto un poco
extremo. Con las azules, más largas,
el avión tiene un aspecto mucho más
elegante y armonioso.
El piloto no ve gran cosa hasta levantar la cola. Todo el tren queda tapado al retraerse. |
El primer récord
fue en 1935, con las alas cortas: el
de velocidad absoluta para aviones terrestres, a 567 km/h. Puede parecer poco, si se piensa que por aquel entonces Francesco Agello había volado a más de 700 km/h en un hidroavión Macchi MC72, pero claro, con más de 2.800
CV. La verdad es que fue una hazaña,
y la película recrea muy bien el momento.
Fíjense en el reflejo del avión amarillo en el carenado del motor: pulido como un espejo. Y fíjense en las dos bandejas con aceite. El motor se mantiene engrasado. |
Pero el récord que me parece mucho más impresionante es el segundo,
y lo sigue siendo aún hoy en día. Con las alas
azules y largas, las que conserva en el Museo del Aire y del Espacio de
Washington, Hughes voló en 1937 de Los Ángeles a Nueva York, sin escalas, a 518 km/h de media.
Total, poca cosa: 4.000 km en unas siete horas y media. Casi 80 años después
sigue siendo un vuelo impresionante.
Hughes intentó vender
su avión como caza al ejército sin éxito, y después de la guerra incluso
defendió que el Mitsubishi A6M Zero era
una copia del Racer. Es un tema del que se sigue discutiendo hoy día. Pero
no, ninguna de las dos cosas tiene base.
El Racer era un avión de carreras de un ricachón, con una construcción implanteable
para un caza operacional. Y el Sr. Horikoshi lo que hizo con el Zero fue poner
los mejores avances técnicos de su época para conseguir un caza
extraordinario.
Con un esfuerzo tremendo, un grupo de gente logró construir un
nuevo Racer igual al original, que voló en 2002. Lamentablemente, el
piloto Jim Wright se mató al año siguiente en este segundo Racer, cuando se
soltó un contrapeso de la hélice. Este avión se iba a utilizar en la película
El Aviador, por lo que finalmente usaron una réplica teledirigida a escala
1:2.
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