En los años 60 la NASA empezó a investigar las posibilidades de los aviones con fuselaje sustentador. Querían prepararse para mandar cosas al espacio y que al volver en lugar de caer donde fuera (como habían hecho las primeras cápsulas espaciales) pudieran dirigirse a una pista y aterrizar (para esto es necesario sustentación). Y sin alas, que en la reentrada en la atmósfera eran muy difíciles de proteger de las altísimas temperaturas que se iban a producir por el rozamiento con el aire.
Los ingenieros de la NASA dieron con dos descubrimientos importantes. El primero, que para reentrar en la atmósfera era mejor una forma de cono romo (y no puntiagudo, como pudiera parecer). Y el segundo, que medio cono, redondeado por abajo y plano por arriba, con aletas en la cola, proporcionaba sustentación y maniobrabilidad suficiente para dirigirse a una pista y aterrizar. Fenomenal, pero había que probar que la cosa funcionaba.
El X-24A hizo un total de 28 vuelos. El motor cohete se utilizaba para auparlo muy arriba en la atmósfera (hasta 21 km) y simular las condiciones de un vuelo de reentrada. Desde que lo soltaban del B-52, ponían el cohete (las dos toneladas y pico de alcohol y oxígeno líquido duraban para algo más de dos minutos de vuelo propulsado), planeaba y hasta que aterrizaba pasaban escasos minutos (el vuelo más largo fueron unos 8 minutos). Supongo que muy intensos. |
Empezaron por hacer una "prueba de concepto", el M2-F1 sin motor y ligerito. Aquello efectivamente volaba, más o menos. Así que luego siguieron toda una serie de curiosísimos chismes mucho más extremos, los Northrop M2-F2/3 y HL-10. Finalmente, la Fuerza Aerea Yanqui se interesó en el programa y encargó el desarrollo final, el Martin-Marietta X-24A/B.
Aunque en otros sitios lo describen de manera más elegante a mi francamente el X-24A me parece una patata con timones. Medía unos 7,5 metros de largo, 3,5 de ancho (no había "envergadura"), llevaba un motor cohete como el del Bell X-1, pesaba unas 3 toneladas vacío y unas 5 lleno de combustible (¡!). Que aquello volara era poco menos que portentoso, cosa que hizo en 1969. Lo colgaron de un B-52, lo subieron a 14.000 metros de altura, lo soltaron y pabajo. Sin motor ni ná. Efectivamente el "velero" tomó tierra con normalidad tres minutos y pico después (¡!).
Aquel chisme tenía un coeficiente de planeo de más o menos 4. ¿Poco? Si lo comparan con un velero moderno, sí. Pero para no llevar alas es directamente impresionante. Cuando lo probaron con motor, llegó a volar a mach 1,6, pero cuando volvía a tierra se situaba en final a unos 300 km/h y podía aterrizar de manera razonablemente normal, como un avión en una pista normal (aunque preferiblemente larga). Si lo piensan esto era directamente la leche. Significaba que operacionalmente tenían la misma capacidad que cualquier otro avión.
El X-24B es el mismo avión que el X-24A, tuneado con una forma diferente, "casi delta" y puntiagudo. Consigue algo más de planeo (casi 5) y por lo demás era bastante parecido volando. Ambos dieron muchos datos para el programa del transbordador espacial. Aunque cuando resolvieron el problema de aislar térmicamente las superficies con ladrillos cerámicos volvieron a los aviones con alas y dejaron los fuselajes sustentadores.
Vean los mandos aerodinámicos del X-24A. |
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