El famoso es el Douglas DC-3/C-47. El olvidado es el Curtiss C-46 Commando. Que era bastante más capaz: podía llevar el doble de carga, más rápido y más lejos. De hecho, fue esencial en el esfuerzo bélico yanqui en la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en el teatro del Pacífico, y más concretamente llevando suministros encima de "la joroba" (de India a China, por encima del Himalaya).
No sólo el Commando es menos conocido, a pesar de haberse fabricado más de 3.000 (¡!). Tenía una fama malísima, con "afectuosos" apodos como ataud volador, la calamidad de Curtiss, la pesadilla de un fontanero y algo menos negativos como la ballena o Dumbo. Puede que en general fueran injustos, y que se pusiera en servicio de manera apresurada sin solucionar algunos problemas iniciales. De hecho, el avión ha tenido una larguísima vida, y sigue habiendo alguno en vuelo.
El Commando empezó como avión de pasajeros ultramoderno y presurizado, una alternativa a los Douglas DC-4 y Boeing 307 Stratoliner. El ingeniero jefe George Page creó un avión con un curioso fuselaje de doble burbuja, con compartimento superior para pasaje e inferior para carga, pensado para aguantar la presurización. En lugar de 4 motores como la competencia, llevaba dos más potentes Wright Twin Cyclone de 1.700 HP, para simplificar la instalación. El avión voló en 1940. La guerra había empezado, pero los yanquis pensaban que no iba con ellos.
Pero se dieron pronto cuenta que sí que iba con ellos. Así que encargaron a todo correr una versión con motores Pratt & Whitney Double Wasp de 2.100 HP, sin presurización y habíos para manejar carga. El avión era grandísimo, de hecho fue el bimotor más grande que operaron los yanquis, y tenía más envergadura que un Boeing B-17 (¡!).
Creo que lo que más me impresiona son las misiones de transporte de la India a China por el Himalaya. Y vuelta, claro. Los aviones sobrecargados tenían que superar cadenas montañosas de 4 y 5.000 metros, a menudo con un tiempo infernal y sin ayudas para la navegación. Para aterrizar en unos campos embarrados y difíciles de localizar. Se perdieron muchos por explosiones en vuelo, fallos de motor y de las hélices. Pero mantuvieron la línea de suministros para seguir luchando contra los japoneses.
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