Algún motivo hay para que te pidan casi 170.000 euros por un avión de 2013 con casi 2.000 horas, un DG 808C de 18 metros de envergadura. Aparentemente es sólo un velero monoplaza con un pequeño motor, con hélice retráctil, que te permite despegar autónomamente. Además, si el día es malo y/o si tú eres malo puedes volver con motor al campo de donde saliste. Es decir, una máquina para un nicho muy reducido de pilotos. El motivo es que aún hoy es de los chismes que más prestaciones tiene. Dos referencias clásicas: el planeo es de 52 y el descenso mínimo de 0,51 m/s. Esto es directamente impresionante, y muy pocos veleros, más modernos, lo superan. Y por poco.
Un impecable DG 800 S de 15 metros sin motor en la fila de despegue de Santo Tomé. Segovia, 2007.
El DG-800 es el último avión de la extinta Glaser-Dirks, y uno de los motivos de su quiebra. El avión voló por primera vez en 1991 y venía a a reemplazar los malos resultados del anterior DG 600. Y también la mala suerte, un incendio se llevó por delante los moldes del DG 600. Siguiendo con la negrura, los retrasos en la producción del DG 800 llevaron a que la firma cerrara en 1996. Pero una renovada DG Flugzeugbau siguió adelante con el nuevo DG 800 y con el más nuevo todavía biplaza DG-1000.
Un DG 808 B en Issoire. Francia, 2018.
El DG-800 se pensó para darles en el morro a los de Schleicher y los de Schempp-Hirth. Pensaron directamente en lo mejor de lo mejor. Aunque se hicieron versiones sin motor (velero puro, DG 800S de 15m y DG 808S de 18m), digamos que el "Rey de la casa" estaba pensado fundamentalmente para el rico cliente que quería un velero de despegue autónomo con el máximo de prestaciones. Éste fue inicialmente el DG 800A de 15m (motor Rotax) y el DG 808B de 18m (motor SOLO) y finalmente el DG 808C de 18m con motor SOLO y winglets.
El avión ha tenido una larguísima producción que finalmente acabó en 2020, con unos cuatrocientos y pico fabricados. En mi recuerdo, A se compró un DG 800 para reemplazar su anterior DG 400 - le sobraban los doblones para hacerlo, como le gustaba dejar claro - y dejar este mundo al poco tiempo (nada que ver con el avión). Ni siquiera me dio tiempo a hacerle una foto en su nuevo cacharro. Espero que lo disfrutara. Para mi forma parte de esos sueños que sé bien que no se harán realidad.
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