Me parto. Cuentan que el diseñador de este velero dijo al verlo volar por primera vez "¡Dios, si es horrendo!". Y con horrendo se quedó (¡!). Debe ser el único. El nombre, no el que sea horrendo, que hay unos cuantos. Así que el Ciani EC38/56 Urendo de 1956 es el avión horrendo de la historia de la aviación (¡!).
Edgardo Ciani dedicó su carrera de ingeniería prácticamente al vuelo a vela, con los sucesivos Spillo (1953), Urendo (1956), Uribel (1958 y 1960, esta vez bel por bello...), Eventuale (1962) y Cribbio (1964). Los aviones se contruyeron en la Sezioni Sperimentale di Volo a Vela del Aeroclub Volovelistico Milanese en pequeñas series o aviones únicos.
El fuselaje tras la cabina era una simple caja de tubos de acero de sección romboidal. |
El Urendo era un entrenador biplaza de 15 metros de envergadura con fuselaje de tubo de acero y superficies de vuelo de madera. Puede parecer muy sencillo, pero no lo es. Echen un vistazo a los planos detallados y verán la cantidad de pensamiento y de trabajo que hay detrás del diseño de un avión, incluso tan aparentemente básico como un velero.
La complicada cabina tenía estructura de madera y trozos planos de plexiglas sujetos con una legión de tornillitos. |
Las versiones no concuerdan. Puede que se hicieran hasta 9 de estos chismes, que por otra parte a mi no me parece tan feo. Con sus alas características en doble planta, flecha negativa y perfil laminar conseguían un respetable planeo de casi 25. Un chisme de estos ganó los campeonatos de Italia en 1959 (volando como monoplaza).
Y además, el que les muestro es un auténtico avión de pajar. El año 2001 lo descubrieron en una granja cerca de Varese, al parecer el segundo avión construido (I-AVMI, que ya llevaba flaps), y tras "sólo" 4 años de restauración el avión volvió a volar. El avión debía llevar más de 30 años ocupando una pared. El Sr. granjero no tenía ni idea de cómo había llegado allí, pero afortunadamente fueron capaces de trazarlo hasta sus papeles y poder volver a ponerlo en vuelo. Ahora está en exhibición en el fabuloso museo Volandia, cerca de Milán.
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