Al entrar en el enorme hangar 3 del Museo Nacional de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos dedicado a la Guerra Fría, ves lo que les muestro en dos fotos más abajo: lo primero, una bomba nuclear que tiene detrás una gran foto de una detonación en expresivos colores y más a la derecha un inmenso bombardero nuclear que ocupa casi toda la anchura disponible: un Convair B-36.
Arriba, bienvenidos al fin del mundo. Digo a la Guerra Fría. A la derecha el fuselaje y parte del ala izquierda del Convair B-36J del Museo. Abajo, Angelito, ponte delante de la bomba termonuclear, que te hago una foto. Todas las fotos en el Museo de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Dayton, 2019. |
El avión es tan grande que no es posible fotografiarlo entero dentro del museo. Además tiene todo tipo de otros aviones y artilugios alrededor que te quitan la posibilidad de verlo tal cual, sin distracciones. Hay muy pocos aviones más grandes, ya sea por envergadura o peso, y son en general muy posteriores. Un B-36 mide 70 metros de envergadura y podía despegar con 186 toneladas.
El avión iba propulsado inicialmente con 6 enormes motores de pistón, radiales de 28 cilindros en 4 estrellas: los Pratt & Whitney R-4360. Estos son los motores radiales más grandes que hicieron los yanquis (con "sólo" 71 litros). Al principio daban unos 3.000 HP, pero llegaron a los 4.000 HP. Y posteriormente le añadieron al avión un par de soportes que llevaban dos turboreactores J-47 en el extremos de las alas, en total 10 motores (¡!).
Salvo cosas raras únicas o que se han hecho tan sólo unos pocos, por peso es el avión con motor de pistón más grande construido en serie, y de otros tipos sólo le superan los grandes aviones de pasajeros de fuselaje ancho actuales (Boeing 747, 767, 777 y 787, y Airbus A 330, 340, 350 y 380) y algunos bombarderos y transportes militares (Boeing B-52, Antonov 22, 124 y 225, Lockheed Galaxy, Boeing C-17 Globemaster III).
El origen del "pacificador" - curioso nombre para un avión cuyo cometido fundamental era tirar pepinos atómicos - fue que los yanquis en un momento dado temieron que los británicos podían caer en manos alemanas en 1941. Así que necesitaban un avión que pudiera cruzar el Atlántico, bombardear y volver. Como los british aguantaron, el interés se enfrió. Pero al entrar en guerra con los japoneses volvieron a plantear un avión que alcanzara Japón desde Hawai, haciendo un encargo a Consolidated.
El avión compitió y ganó contra el ala volante Northrop B-35, que como propuesta me gusta bastante más, y que puede que fuera tratado injustamente. El caso es que un chisme tan enorme y complejo, aunque en planteamiento fuera completamente convencional (se puede ver como un Boeing B-29 más grande) casi resultó demasiado, incluso para el poderío económico e industrial yanqui. El primer prototipo voló en agosto de 1946, un año después de terminada la Segunda Guerra Mundial.
En realidad el avión ya estaba desfasado. La edad del reactor ya había llegado. Pero también es cierto que aquel monstruo ofrecía posibilidades que los americanos utilizaron. Afortunadamente, nunca llegó a tirar una bomba nuclear. Pero tanto las versiones de bombardero como las de reconocimiento tenían capacidades que supieron aprovechar.
Arriba, un motor Pratt Whitney R-4360 con todas las tapas puestas. Abajo, con un cilindro de cada una de las 4 estrellas quitado para ver la disposición. |
Para empezar, la capacidad y el volumen de carga. El avión podía cargar hasta 40 toneladas en 4 bodegas (esto era bastante más que un Boeing B-17 enterito y cargado) y aunque no fue específicamente pensado para llevar bombas nucleares (que eran muy secretas mientras se desarrollaba el avión) fue el único capaz de llevar las más grandes - en concreto las primeras bombas de hidrógeno - hasta que se puso en servicio el Boeing B-52 a mediados de los 50.
Una bomba nuclear Mk V al lado de una de las enormes bodegas de armas. |
A mi lo que más me impresiona es que con la enorme superficie alar (443 metros cuadrados) y la combinación de motores radiales y turboreactores no sólo podía llegar a alturas increíbles (hasta 15.000 metros, muy por encima de lo que podían alcanzar muchos cazas) sino que además allí era mucho más maniobrable que los pequeños cazas. Los americanos se supone que los utilizaron para entrar impunemente en los espacios aéreos soviético y chino. Hasta que desarrollaron los primeros misiles antiáereos.
El morro llevaba la cristalera clásica de los bombarderos de la Segunda Guerra Mundial. |
No sé cómo vivirían las tripulaciones sus misiones, que podían ser eternas: hasta 15.000 km y 40 horas volando (¡!). Esto porque el avión no era muy rápido (380 km/h de crucero) y si querías correr más (con los turboreactores podía alcanzar 650 km/h) el combustible se acababa mucho antes. Una cosa tenían clara, después de tirar el pepino y dar la vuelta no tenían tiempo suficiente para escapar de las consecuencias...
Además el avión tuvo la tira de problemas. El mantenimiento era intensivo. Por poner un ejemplo, pónganse a cambiar las bujías: sólo son 336 (6 motores X 4 filas X 7 cilindros X 2 bujías). Además no había hangares para meterlos (más de 14 metros de alto, 49 metros de largo y 70 de envergadura), con lo que había que hacerlo al aire libre. En Alaska y en invierno (¡!).
Con el tamaño y las prestaciones del avión se hicieron muchos experimentos. Dos de los más curiosos: se probó un reactor nuclear dentro del avión (funcionando, sin propulsar el avión, sólo para ver qué pasaba) y se probaron distintas formas de cazas parásitos.
La posguerra cambió la aviación. Para 1951 entró en servicio el Boeing B-47 Stratojet. Y el todavía más apabullante, siniestro y brutal Boeing B-52 a partir de 1955. Momento en que los B-36 fueron progresivamente enviados al desguace. Se hicieron en total 384, de los que sólo quedan cuatro.
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