Una parte importante de la vida son los sueños, y este avión realmente me hizo soñar en su momento. En los 90 empezaron a aparecer en las revistas de aviación artículos sobre el Windex, un motovelero de construcción amateur que sobre el papel era sencillamente la leche. Con sólo 12 metros de envergadura ofrecía un planeo de 36 (como los veleros de clase estándar de plástico más normalitos). Pero además era de despegue autónomo y encima acrobático.
Este Windex 1200 C suizo es de la última versión. Originalmente tenía un motor radial König de 2 tiempos y sólo 20 HP. Ahora lleva un motor eléctrico. AERO - Friedrichshafen, Alemania, 2017.
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Qué más quieres. Te olvidas de remolcadoras y demás líos organizativos. Como velero tienes unas prestaciones suficientes para hacer vuelo de distancia. Puedes hacer diabluras acrobáticas. Y además es bonito y característico, con el motor puesto en mitad de la elegante deriva en flecha.
Las puntas de las alas sirven sobre todo para alejar los planos del suelo.
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El avión tuvo una historia accidentada. El primero voló en 1985, pero un fuego destruyó la empresa y los moldes. Reconstruyeron todo y a partir de 1990 ofrecían kits de construcción amateur. Luego no había más que conseguir 40.000 dolores (de 1998, unos 63.000 actuales), echarle unas 1.000 horitas de trabajo (o más) y a disfrutar del nirvana volovelístico.
El avión es muy pequeño y ligero, mide menos de 5 m de largo y 12 de envergadura, y pesa sólo 175 kilos. Sin embargo tiene una VNE de 300 km/h.
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Aparte del problema de liquidez y de tener que construirlo, la realidad es que las cosas en aviación nunca son fáciles. No está claro cuántos Windex se han hecho, pero parece que un puñao: puede que menos de 25. Incluso es posible que le vendan uno. Pero al final resulta considerablemente más fácil volar en un velero corriente.
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