martes, 5 de julio de 2016

Habicht

El ala volante Horten Ho II L Habicht  (azor) es uno de los veleros más originales que se han hecho. Y más para 1935. Los hermanos Horten mejoraron su primer diseño, el ala Horten Ho I, aumentando el alargamiento y aflechando los planos. Esto le dio ese aspecto de boomerang tan original. Se hicieron 4, de los que queda una original en el Deutsches Technikmuseum de Berlín.

El Habicht tenía unas considerables superficies de mando y una forma característica. Berlín, 2008.

Sobre el papel, las alas volantes tienen mucho a su favor: más aerodinámicas, no hay fuselaje ni planos de cola, estructuralmente más eficientes, ocupan menos... en la historia de la aviación muchos se han sentido atraidos por el concepto. En la práctica, las cosas son más complicadas: son inherentemente inestables y difíciles de controlar, y arreglarlo (por ejemplo, usan perfiles especiales) invalida parte de sus ventajas.

¡Sólo hay ala! Salvo por la mínima protuberancia de la cabina y el tren.

Pero en los años 30 todo eso había que descubrirlo. Los Horten fueron construyendo veleros cada vez más extremos. La Luftwaffe se fijó en ellos e iniciaron el desarrollo de alas volantes militares, hasta llegar a un cazabombardero a chorro, el Horten 229. Resulta impresionante para un par de hermanos sin formación aeronáutica formal. No han sido los únicos diseñadores brillantes sin tenerla.

El único Horten Ho II que sobrevive es uno de los 3 encargados por la Luftwaffe, que fue continuamente modificado y usado para las pruebas aerodinámicas del cazabombardero a reacción. Los paneles transparentes originalmente cubrían toda la parte anterior.

Era sin duda una cosa rara. Para hacer el ala más fina, el piloto iba tumbado boca abajo, y veía a través de unos paneles transparentes. Los controles incluían elevones y flaps en el borde de fuga, y flaps de maniobra en el de ataque (que también actuaban como aerofrenos). Volaba bastante mejor que el Horten Ho I, pero no era ideal: vean un extracto del informe de la famosa Hanna Reitsch después de volarla en 1938:
  • Comfort: mediocre.
  • Visibilidad: mala.
  • Entrada/salida: sólo para atletas.
  • Instrumentos: pasable.
  • Operación del tren de aterrizaje: sólo para pilotos con brazos largos.
  • Fricción en los mandos: inaceptable.
  • Despegue: palanca totalmente atrás.
  • Aterrizaje: sencillo, buen control de la senda de planeo.
  • Estabilidad: difícil de evaluar por la elevada fricción de los mandos.

Este cartel del museo da una breve historia (en perfecto alemán) y muestra una foto del ala Ho II con los sucesivos desarrollos Ho III y Ho IV.

Seguro que molaría darse una vuelta en un chisme de estos.

Tren de aterrizaje complicado: dos ruedas en tándem, la de delante retráctil, y la de atrás carenada y orientable.

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