El ala volante Horten
Ho II L Habicht (azor) es uno de los veleros más originales que se han hecho. Y más para 1935. Los hermanos Horten mejoraron su
primer diseño, el ala Horten Ho I,
aumentando el alargamiento y aflechando los planos. Esto le dio ese aspecto de boomerang tan original. Se hicieron 4,
de los que queda una original en el Deutsches Technikmuseum de Berlín.
El Habicht tenía unas
considerables superficies de mando y una forma característica. Berlín, 2008.
|
Sobre el papel,
las alas volantes tienen mucho a su
favor: más aerodinámicas, no hay fuselaje ni planos de cola,
estructuralmente más eficientes, ocupan menos... en la historia de la aviación
muchos se han sentido atraidos por el concepto. En la práctica, las cosas son más complicadas: son inherentemente inestables y difíciles de controlar, y arreglarlo (por ejemplo, usan perfiles
especiales) invalida parte de sus ventajas.
¡Sólo hay ala! Salvo
por la mínima protuberancia de la cabina y el tren.
|
Pero en los años 30 todo eso había que descubrirlo. Los
Horten fueron construyendo veleros cada
vez más extremos. La Luftwaffe se fijó en ellos e iniciaron el desarrollo
de alas volantes militares, hasta llegar a un cazabombardero a chorro, el Horten
229. Resulta impresionante para un par de hermanos sin formación aeronáutica formal. No han sido
los únicos diseñadores brillantes sin tenerla.
Era sin duda una cosa
rara. Para hacer el ala más fina, el piloto iba tumbado boca abajo, y veía
a través de unos paneles transparentes. Los controles incluían elevones y flaps
en el borde de fuga, y flaps de maniobra en el de ataque (que también actuaban
como aerofrenos). Volaba bastante mejor que el Horten Ho I, pero no era ideal: vean
un extracto del informe de la famosa
Hanna
Reitsch después de volarla en 1938:
- Comfort: mediocre.
- Visibilidad: mala.
- Entrada/salida: sólo para atletas.
- Instrumentos: pasable.
- Operación del tren de aterrizaje: sólo para pilotos con brazos largos.
- Fricción en los mandos: inaceptable.
- Despegue: palanca totalmente atrás.
- Aterrizaje: sencillo, buen control de la senda de planeo.
- Estabilidad: difícil de evaluar por la elevada fricción de los mandos.
Este cartel del museo
da una breve historia (en perfecto alemán) y muestra una foto del ala Ho II con
los sucesivos desarrollos Ho III y Ho IV.
|
Seguro que molaría
darse una vuelta en un chisme de estos.
Tren de aterrizaje
complicado: dos ruedas en tándem, la de delante retráctil, y la de atrás
carenada y orientable.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario