lunes, 8 de mayo de 2023

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El bombardeo "estratégico"

 

El avión de Boeing se adaptó e hizo de todo y en todas partes. Eso incluye patrulla marítima, reconocimiento meteorológico, guerra electrónica, misiones secretas de envío de agentes, rescate de náufragos, drones, servir de bomba guiada, transporte VIP y banco de pruebas de motores, entre las menos conocidas. Pero sobre todo se utilizó como bombardero, especialmente para el bombardeo estratégico diurno de la Europa ocupada por los nazis, combinado con el bombardeo de área nocturno que realizaron los británicos. Ambas cosas se decidieron entre los líderes aliados en la Conferencia de Casablanca, en enero de 1943.

 

Algunos de los aviones que cambiaron la aviación. Todos yanquis y en exhibición en Duxford. A la izquierda, el Douglas DC-3. En el centro, el Boeing B-17. A la derecha, el North American T-6 Texan-Harvard.


El bombardeo estratégico supuso un esfuerzo inaudito. Los B-17 lanzaron el 42% del aproximadamente millón y medio de toneladas arrojado por los yanquis en la Europa ocupada, es decir unas 640.000 toneladas (¡!). Los ingleses lanzaron algo menos, "sólo" 1,3 millones. Entre ambas cosas al final de la guerra simplemente no quedaba gran cosa que destruir... y aparentemente no sirvió realmente para conseguir la victoria, o al menos no como pretendían. Hubo que invadir y vencer a los ejércitos nazis sobre el terreno, aunque otros defienden que hubiera sido todavía más difícil sin bombardear. Ahora, puede que hasta un millón de civiles murieran, y 80.000 miembros de las tripulaciones yanquis (y 160.000 británicos). El coste económico fue impresionante. Las ciudades más importantes fueron arrasadas, especialmente en Alemania, y se perdieron para siempre bellísimos cascos históricos.


Sally B pintado como Memphis Belle aterrizando en la suave y ondulada campiña inglesa de Duxford. Al fondo un DC-3 calentando motores. Vean las numerosas ametralladoras. Inglaterra, 2018.

 

Y eso que los B-17 no llevaban mucha carga de bombas. Las últimas versiones B-17F/G en las misiones de largo alcance (unos 1.300 km de ida y otro tanto de vuelta) llevaban unas 2 toneladas cada uno. Los B-24 llevaban algo más (2.300 kilos) y especialmente los Lancaster bastante más (incluso 4 toneladas). A cambio, los B-17 podían volar muy alto, iban muy bien armados, eran más fáciles de volar, y se percibían como más seguros. Aunque no está claro que realmente lo fueran.

 

Yankee lady con la parafernalia yanqui. Es un B-17G de 1945, nº 44-85829, que vuela en la actualidad con la Yankee Air Force. Todo muy plateado y yanqui, como verán. Oshkosh, USA, 2019.

 

Un B-17G típico de 1944 era un bicharraco que pesaba vacío unas 16 toneladas (es decir, cerca del peso máximo del prototipo, gracias al constante aumento de peso de las sucesivas versiones, en sistemas, equipos, y especialmente armamento y blindaje). En una misión habitual despegaba con más de 24 toneladas y podía hacerlo con casi 30. Volaba en crucero a unos 300 km/h y llegaba a unos 460 km/h (las versiones previas eran más rápidas pero no tan bien armadas), con un techo de hasta casi 11.000 metros.

 

De nuevo Yankee Lady. Los masivos bombarderos fueron fabricados por la propia Boeing en Seattle, y también por Douglas en Long Beach y Lockheed-Vega en Burbank.

 

Incluso con el tremendo armamento combinado de las formaciones en caja, los cazas nazis les dieron palpelo en numerosas ocasiones. Los Messerschmitt 109 y Focke Wulf 190 llevaban cañones de 20 mm y podían literalmente masacrar las formaciones. A eso había que añadir las brutales barreras de artillería antiaérea de gran calibre ("Flak", con cañones de 88 mm y más). En algunas ocasiones, y no pocas, se llegaron a destruir el 25% o más de los aviones enviados. Incluso con todo el poderío industrial yanqui funcionando a pleno rendimiento, fue difícil sobrepasar los más o menos 1.000 bombarderos B-17 disponibles, ya hacia el final de la guerra.

 

Un B-17 en vuelo. Si fueran Vds. en el caza nazi que iba a por él, podían dispararle desde la torreta ventral, la de cola y una de las laterales. Aparte de los otros B-17 que hubiera por allí. Vean los 4 turbocompresores en la parte inferior y posterior de las barquillas de los motores.

 

Fue necesario introducir a partir de 1944 los cazas de largo alcance Mustang durante todo el trayecto hasta los blancos, para que los bombarderos pudieran bombardear a gusto. En total, hubo más salidas yanquis de cazas para defender a los bombarderos que salidas de bombarderos (casi un millón frente a 750.000). Uno se queda sobrecogido ante la magnitud de la guerra áerea. Los yanquis perdieron casi 10.000 bombarderos y 8.400 cazas. Fueron las batallas aéreas más grandes de la historia. Es abrumador.

 

Llevando el concepto del armamento defensivo hasta el extremo, se construyó una versión especial de B-17 con hasta 30 ametralladoras y cañones para volar en las formaciones como medio de defensa, pero eran tan pesados que no podían mantener la formación de vuelta, cuando los otros habían tirado las bombas.

 

 

Historias de B-17

 

Hay un montón. A nada que busquen por Internet encontrarán historias reales que te dejan frío. Mucho. Les cuento algunas.

 

Una de las fotos que se encuentran más frecuentemente en relatos de B-17, de un horror indescriptible, es de un B-17 que ha recibido un impacto directo de cañón de 88 mm y el ala izquierda se ha roto de cuajo, cayendo al lado del resto del avión para una muerte brutal de 9 de sus tripulantes. Y todavía parece increíble que uno sobreviviera.

 

"The Mighty Eighth" (la poderosa octava) creada en 1944 era la octava fuerza aérea americana, encargada del bombardeo estratégico sobre Europa en la Segunda Guerra Mundial, y equipada principalmente con Boeing B-17. Los aviones iban acabados en aluminio natural. Esto ahorraba peso y total de día poco había que esconder.

 

Creo que la que más me gusta por ser prácticamente increíble y desde luego única es la de un artillero llamado Alan Magee. Este señor era pequeño y por tanto candidato natural a artillero de una de las torretas “bola” ventral de un B-17. Estaba en el avión en una misión sobre St. Nazaire (Francia) en enero de 1943, cuando le disparó la antiaérea alemana. Tuvo que abandonar el puesto de tiro por daños en los mecanismos de control. Además le habían inutilizado el paracaídas. A continuación otro tiro de la antiaérea dañó un ala y el avión entró en barrena. El tipo fue lanzado inconsciente del avión y cayó más de 6.000 metros sin paracaídas, recuerden, a una muerte segura. Pero fue a dar al techo de cristal de la estación de St. Nazaire (¡!) que amortiguó la caída. Lo crean o no, vivió para contarlo. Los alemanes le internaron en un campo de concentración. “Sólo” tenía 28 heridas por esquirlas de la antiaérea, varios huesos rotos, cara, nariz y ojos con daños graves, un pulmón y un riñon heridos, y el brazo derecho casi cortado. Poco me parece para el saltito. Magee tenía 84 años cuando murió en 2003, demostrando una vez más que el destino es incierto.

 

Una torreta de "bola" como la del artillero Magee. Creo que aunque me dejaran y suponiendo que entrara - que no - no me gustaría volar allí dentro.

 

Si les gusta saborear una dosis de sufrimiento, lean el relato de este B-17 en una misión en la que progresivamente las cosas se van poniendo feas. Mucho. No sólo para los aviones que le acompañaban, varios de los cuales fueron derribados, sino para ellos mismos. No les destripo el final.

 

Mucho remache.

 

Finalmente, hay una película de 1990 llamada Memphis Belle que recrea la misión nº 25 y última de un B-17 sobre Alemania. Se requerían en ese momento 25 misiones de combate antes de conseguir la ansiada licencia para volver a casa. El avión existió y se conserva en el Museo de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Y para rodarla se utilizaron varios B-17 reales. Aunque se toma algunas licencias y no deja de ser cine comercial de Hollywood, muestra con bastante realismo cómo era aquello... y seguramente lo que muchos teníamos en la cabeza cuando hemos tenido la oportunidad de volar en un B-17.

 


Memphis Belle, el auténtico, es un B-17F de 1942. Está en el Museo de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Tras ser el primero en completar las 25 misiones - vean las 25 bombas pintadas bajo la cabina - el avión volvió a Estados Unidos en 1943 con su tripulación, donde hizo un tour para recaudar fondos. Dayton, USA, 2019.

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