martes, 12 de junio de 2018

Albatros D.V

El Albatros D.V es un caza alemán de la Gran Guerra que tiene un aspecto estupendo. El fuselaje redondeado de sección oval, los planos de cola chatos y las alas sesquiplanas características hacen que parezca un primitivo avión de carreras. Y sin embargo era una máquina muy letal, pensado para abatir a sus oponentes a tiros, con sus dos ametralladoras sincronizadas, que llevaba encima del capó.



La fabulosa colección de Old Rhinebeck tiene una réplica de un Albatros D.Va construida por el fundador, Cole Palen, en los años 70. Arriba, despegando. En el centro, tomando altura. Abajo, aspecto característico. Estados Unidos, 2015.

El modelo D.V pretendía ser una mejora del anterior D.III, pero más bien resultó ser una "peora". El nuevo caza voló en abril de 1917. Las modificaciones que introdujo el diseñador Robert Thelen no le hicieron ganar mucho respecto a su antecesor. Pero es que además las alas se rompían en vuelo al picar, especialmente la inferior. Imagínense la cara de los pilotos, especialmente la de los que iban dentro de un avión que acaba de hacer crac. El famoso Richtofen no los quería ni ver, prefiriendo su viejo D.III.


Arriba, el avión llegó a volar con un motor Mercedes original, pero luego se cambió por un Ranger más fiable. Abajo, voluntarios vestidos de época sacan el avión a pista. Un SPAD S VII que hace de archienemigo despega primero.

Los problemas se intentaron arreglar con la versión D.Va, que llevaba refuerzos estructurales. Pero nunca se solucionaron del todo. Además, el aumento del peso, a pesar de instalar un motor Mercedes ligeramente más potente de 180 HP, hizo que los nuevos cazas aliados (SPAD S VII y XIII, Sopwith Camel y S.E.5) resultaran superiores.

El Museo del Aire y del Espacio de Washington tiene uno de los dos únicos Albatros D.V originales  que quedan. Sirvió de modelo para construir el avión de Old Rhinebeck cuando se restauró. Estados Unidos, 2015.

Pero los alemanes en aquel momento no tenían otra cosa: los Fokker DR.I y Pfalz D.III eran peores. Así que ordenaron la producción masiva del aparato (se hicieron unos 2.500), que se convirtió en el caza alemán más numeroso de los dos últimos años de la guerra. Para cuando llegaron los mucho mejores Fokker D VII y Siemens-Schuckert D III, la guerra en el aire - y en general - estaba perdida.


El Museo de la Royal Air Force de Londres tiene esta réplica de un Albatros D.Va que se construyó en Nueva Zelanda y voló una temporada con un motor original. Desde el 2012 está en el museo. Londres, 2016.

Lo cual no quita para que estos bonitos aparatos tuvieran también sus éxitos. En manos de expertos podían ser temibles. Según parece, eran y son aviones relativamente fáciles de volar, maniobrables y con pocas pegas. Salvo el ligero problemilla estructural... Menos mal que las réplicas modernas no tienen que huir en un picado salvaje de otro caza que les esté abrasando a tiros.

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