Cuando empecé a volar en el Club,
uno de los veleros privados era una relativa rareza y único en España:
un ICA
Brasov (IAR) IS-28 B2. Se trataba de un velero rumano de los años
setenta, cuyo representante en España se había recorrido todos los clubes
potencialmente interesados, con poco éxito. Al final se lo vendió a P, quien
ocasionalmente ofrecía volar en él a los socios.
Volé en él creo que en un par de
ocasiones. El avión era todo de metal, y aunque volaba más que un Blaník
(1:34 frente a 1:28) era mejor el Grob
Twin Astir I de plástico que también teníamos en el Club.
Arriba, saliendo a torno. Abajo, tras la tanda de 5 vuelos la obligada
foto con el instructor. Rumanía, 1995.
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El avión lo diseñó un ingeniero
rumano, Iosif
Silimon (de ahí IS), y forma parte de una larga lista de veleros
fabricados en Rumanía, construidos
primero en la Intreprinderea de Constructii Aeronautice (ICA: Compañía de
Construcción Aeronáutica), que luego se llamó Intreprinderea Aeronautici
Romanesc (IAR), y que sigue existiendo hoy. El IS 28 y sus
derivados tubieron cierto éxito de
exportación, tanto las versiones velero como las derivadas motovelero.
Arriba, el Lago Lácar está en Argentina, pero es vertiente del
Pacífico. Una belleza de sitio. Abajo, con el remolcador y la instructora.
Argentina, 1997.
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Aparte del avión que les cuento
más arriba, he volado en otros dos del mismo tipo en dos sitios bien distintos.
El primero, en un aeroclub rumano cerca de Bucarest,
que fue además la primera vez que salía
a torno. Esto desde luego me impresionó muchísimo: sales disparado hacia
delante y subes como un rayo. Pero luego el vuelo dura muy poquito, apenas ir
por aquí, luego por allá, y ya toca realizar el circuito para aterrizar.
Arriba, tras el aparentemente inacabable plano del Nimbus 4DM se ve la
Canal de Berdún, San Juan de la Peña, y el IS-28B2 más bajo. Abajo, el IS-28 B2
tomando. Santa Cilia (Huesca), 1998.
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Y el otro fue un vuelo memorable
en San Martín de los Andes, Argentina.
Aquel fue un vuelo bien bonito en el que estuvimos practicando el vuelo "dinámico" que llaman
los argentinos: volar en ladera en los montes que rodean el impresionante lago
Lácar, con el espectáculo de los Andes nevados.
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