Émile Dewoitine estableció su propia empresa en Toulouse en 1920. El primer avión que hizo, el Dewoitine D 1, introducía sus ideas sobre cómo debía ser un avión moderno: todo metálico, aerodinámico y con un ala única en parasol. Tengan en cuenta que la Gran Guerra había terminado hacía sólo dos años, y los mejores cazas de entonces - por ejemplo un SPAD S XIII - eran unos trastos biplanos de madera.
Como siempre, otra clave era un motor más potente. El Hispano - Suiza 8 Fb tenía 300 CV, gracias a que había aumentado su cilindrada a 18,5 litros, pero era muy similar al inicial. El pequeño caza voló en 1922 y le fue en general bien. Los italianos construyeron 112 aviones con licencia para la Reggia Aeronautica, llamados Ansaldo AC2.
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