La Rusia soviética tuvo en toda su historia una fascinación por la aviación realmente singular, y sus efectos duran hasta nuestros días. Las oficinas de diseño principales son muy conocidas. Pero hubo muchos otros diseñadores que no lo son tanto. Entre ellos está Vadim Borisovich Shavrov, un ingeniero que hizo en los años 30 varios proyectos, fundamentalmente de anfibios. El único avión que tuvo éxito fue el Shavrov SH-2, un hidrocanoa de ala alta muy crudo del que se hicieron más de 700 hasta los años cincuenta (¡!).
El Shavrov Sh-7 parece una evolución natural de sus aviones anteriores para llevar 2 pilotos y 4 pasajeros en las inmensidades heladas siberianas. Se hizo sólo un prototipo que voló en 1940. Se decidió fabricarlo en serie, pero la guerra paró el proyecto. El sello es de una serie de la República del Congo dedicado a los hidros de 1994.
No tenía ni idea, pero Shavrov fue además un historiador de la aviación soviética (con dos libros de referencia sobre todo lo construido allí hasta 1950), un coleccionista de sellos y coleópteros (¡!) y parece que en general un frustrado ingeniero cuyas numerosas propuestas en general no se construyeron. Entre las que están algunas tan elegantes como éste caza.
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