El primer vuelo que hice en velero en mi vida, largamente esperado, fue en un Blaník. Pero el segundo fue en el Twin I (en 1989), que para los miembros del club era simplemente "el Twin". Muchos años más tarde cuando llegó el Twin II, nuestro primer Twin siguió siendo el Twin. Hasta el final de sus días. Este vuelo me dejó tan impresionado que no sólo lo recuerdo con mucha nitidez, influyó mucho en que me reafirmara en mi intención de aprender a volar a vela. Para hacer vuelos tan bonitos e impresionantes como ése. Tampoco lo sabía entonces, pero pilotaba R, que con el tiempo fue mi instructor, se convirtió en buen amigo y más. Ninguno de estos vuelos está en mi cartilla. Lástima. Pero los hice.
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| Con el Pirineo nevado al fondo. El Twin I de Luchon en final con el tren retráctil fuera. Es el T19. Francia, 2008. |
Pasar del Blanik al Twin era entrar en la modernidad, la comodidad y las prestaciones. A mi me parecía simplemente la leche. Salimos remolcados, nos soltamos, y rápidamente empezamos a ganar altura. El día según R era bueno. Y mejoraba. Llegando a la cima del pico Guara (2.077m) subimos en una térmica hasta casi 4.000m. Y como si nada nos dirigimos a los Mallos de Riglos, volvimos a Guara y continuamos hasta Rodellar (yo entonces no lo sabía, eso es un C de plata de 50 km), volvimos de nuevo a Guara (y por tanto ya iban 100 km), todo ello utlizando alguna térmica. Parecía que para impresionar, nada más, aquella máquina devoraba aparentemente sin dificultad los kilómetros. Finalmente volvimos al campo en un planeo tremendo a más de 150 km/h. Aquello duró cosa de un par de horas. Hicimos unos 150 km.
La leche. ¿Se puede hacer esto? ¿Sin motor? Había descubierto el paraíso. R me dijo que habíamos encontrado, por pura suerte, un día realmente excepcional ("atómico" era el adjetivo que decían). Pocas veces he vuelto a encontrar un día así en la sierra, y tardé muchos años en hacer algo similar. Luego he vivido vuelos más largos e impresionantes, pero aquel vuelo me acompañó durante toda mi vida de piloto de planeador (lo sigue haciendo) como algo realmente bonito, excepcional, impresionante. Le estoy muy agradecido.
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| Hacemos un esfuerzo y sacamos todos los veleros a la plataforma para hacerles una foto. En primer plano, nuestro Twin EPU recién reparado y pintado. Monflorite, 2004. |
Con el tiempo vinieron más vuelos en el Twin. Les cuento algunos. ¿Vds. se han dormido alguna vez en un velero? Yo sí. Una vez salí con otro R para rellenar la cabina de atrás (todavía más sitio y más comodidad) a cambio de pagar a medias. Hacía calor, mucho viento y la ladera de Monflorite daba mucha sustentación. Pero las térmicas se deshacían con el viento y no conseguías subir para marcharte, porque perdías altura volviendo al mismo sitio de la ladera. Tras 3 o 4 veces de esto me dormí. y me desperté al aterrizar (¡!). El gachó no se lo podía creer. Dijo que estuvo hablándome todo el vuelo. Menos mal que me eché la siesta.
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| Podía haber sido peor. Arriba, Nuestro Twin con daños considerables tras un aterrizaje accidentado. Abajo, en el taller de Francia en el que nos lo repararon. Corría el año 2004. |
¿Han volado alguna vez en una nevada? ¿En velero? Yo sí. En el Twin. Es de las sensaciones más raras que he vivido. Por una parte los copos caían más o menos a la misma velocidad que nosotros. Con lo que subjetivamente no se movían en sentido vertical. Pero en horizontal pasaban a unos 100 km/h. Era simplemente mágico atravesar una barrera de copos de nieve a esa velocidad en un atardecer frío y gris. Alguno entraba por la ventilación. No tenía claro si conseguiríamos volver. Estábamos en la Sotonera, dos merluzos con poca experiencia. Llegamos.
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| Nuestro Twin remolcado por una Rallye. Monflorite, 2009. |
Un dicho aeronáutico antiguo dice que no hay motivo para volar dentro de una tormenta en tiempos de paz. Salvo si hay muchas ganas de volar, sales y te la encuentras, todavía remolcado. La avioneta se tira al suelo entre dos nubes que confluyen. Tú haces lo mismo. Todavía no sabes que hay una posición de remolque seguro por debajo de la línea de vuelo (eso lo aprendería más tarde). Furiosos tirones en la cuerda. No sé como no rompimos el fusible o la cuerda directamente. A la vista del campo me solté. Aterrizé en medio de una turbulencia fenomenal. El viento medido de ese día tenía rachas de 90 km/h. En final, velocidad. Velocidad. Velocidad. Tomé a casi 150 km/h. Como si nada. En la tierra. Abrí la cabina y casi sale volando del ventarrón. Uf.
Para 1998 inicié la formación como instructor y eso incluía soltarme en el Twin. Con poca gloria lo conseguí, incluyendo disfrutar de vuelos largos en ladera. Monflorite se echa de menos por eso. Entre otras cosas. Con el nuevo status salí con F, socio viejo y de los que había pagado la derrama para comprar el avión en su momento. Piloto de aerolínea. Un tío encantador. Vivía a diario cosas que yo no podía imaginar. Pero no sabía usar los pies. En un reactor parece ser que están para pisar el suelo de la cabina.
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| En esta foto se ven 3 generaciones de biplazas. El más antiguo es el segundo, nuestro Blaník EC-CPE, metálico, de los 50 y con un planeo de 28. El primero es nuestro Twin II EC-HRI y el tercero el Twin EPU. Ambos de plástico, de los 70 y con treinta y bastantes de planeo. Y el cuarto de la fila es nuestro DG-1000 EC-JAA, completamente nuevo. Del siglo XXI, alas complejas y eficientes, 20 metros y un fabuloso planeo de 46. En aquel entonces, simplemente la leche. Sin embargo creo que te divertías lo mismo en cualquiera de ellos. Monflorite, 2004. |
La onda. La magia y el peligro. Un vuelo con L en Santa Cilia en el Twin. Lo normal, discutir: que sí, que no, que por aquí que por allá (mucho antes de las app que te dicen dónde está exactamente la ascendencia). Subimos. Más. Más. Mucho más. Orgasmo total, vamos a ir a San Sebastián. No. Bajamos. Bajamos. Más. Mucho más. ¿Mis restos mortales se quedarán entre Berdún y Yesa, porque el descenso no tiene fin? No. Volvimos. Pero lo pasé mal.
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| En la línea de despegue, de nuevo varias generaciones de aviones. Del primero al último, un ASW-20, el Twin EPU, un Speed Astir, un Astir Jeans, un IS-28B2 y un Cirrus Standard. Monflorite, 1999. |
Un vuelo con J, que volaba el Twin como si fuera un monoplaza. Y tenía muchos kilómetros en el avión. Por la autopista del Pirineo hasta Ordesa. De vuelta, me pide que le vaya cantando la altura para controlar la distancia y el descenso. El la puede ver, claro, pero va concentrado y me ha dado algo que hacer, porque si no soy un mueble del avión. Le miento, obviamente. Aunque lo vea. Íbamos más alto de lo que le estaba dispuesto a confesar. El planeo final más bonito de mi vida. Consumimos unos 2.000m a 150 km/h para hacer 50 km. Echen las cuntas, pero el resultado es que sobró. No para tirar cohetes. Reconozco que en final (ni viento en cola ni ná) relajé lóbulo frontal y esfínteres diversos.
Santa Cilia. Salgo con una divulgación "de calidad" (F, novio de una amiga). Me sueltan en las Angustias (¿quién bautizaría así esos montes al norte del aeródromo? me pido candidato). Nada. Nada. Me tiro al campo habiendo volado unos magros minutos. Pero el Cuculo está cerca. A por la ladera, no vamos a darnos por vencidos. Llego bajo y mal. ¿No vamos un poco bajos? (el tipo era piloto de parapente). Pa ná, no sabe Vd. en qué avión está volando. Hago un largo, pero no subo todo lo que quisiera. Desisto, me tiro al campo, y llego por la mínima. Frustración. Todavía lo recuerdo.
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| Nuestro Twin EPU aterrizando en Monflorite en 1995, mostrando su T28 en la cola. Después sólo 28. |
Hay muchos vuelos más de los que recuerdo poco o ná. En resumen, recuerdo un peazo de velero, grande, pesado, "camión", pero bueno, rápido, fiable. Ojo que el recuerdo es engañoso, como todos (no) sabemos. Según mi cartilla, he volado muchos vuelos, incuidos los que hice con periodistas, chicas guapas, ciudadanos diversos y otras especies. Me gané el derecho a volar detrás. Llevé a la familia. Llevé a amigas. Se marearon. Llevé a amigos. También. Llevé a la novia. Se aterrorizó. Llevé a desconocidos. Hice barbaridades. Me abroncaron. La vida era bella.
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| Monflorite, 2003. |
Mientras tanto, vinieron otros aviones. El Twin II era claramente más dócil, menos c... y volaba sólo un poco menos. Mucho mejor para la escuela. Volaba también monoplazas. Volaba en avioneta. Y un día apareció el Falke y me cambió la vida. El Twin pasó poco a poco al olvido. Seguí volando unos años: divulgaciones, resueltas, instrucciones sencillas. Mi último vuelo en ese magnífico avión fue en 2006. Uno de los que he contado antes.
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| El Twin en Monflorite en 1999 sin T. |















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